Sin embargo, es muy importante conocer algunas recomendaciones para cuidar la imagen y reputación de quienes usan cotidianamente estos aparatos portátiles de comunicación, ya que dentro de su uso y desde que apareció al servicio de la comunidad, el celular siempre ha estado acompañado de un fenómeno que se llama “Phubbing,” al que se le define como el acto de desatender a las personas, por mirar el teléfono al estar chateando o comunicarse vía verbal, en lugar de prestar atención a la persona que está departiendo en una reunión de cualquier tipo y esto es muy común, donde se distrae al resto de las personas.

Por desgracia, el “Phubbing” se ha convertido en una “epidemia moderna” y que en algunas partes del mundo se ha llevado a cabo como una forma de despreciar a la gente, ante una falta de respeto y buena educación, de conciencia, de responsabilidad personal, socialización e imprudencia, sobre todo, por parte de quienes son adictos al uso de este teléfono portátil.

Pero, ¿Dónde se detecta el Phubbing? En reuniones colectivas, en juntas de trabajo, en restaurantes, en el salón de clases, en reuniones sociales y familiares y en donde se quiere llamar la atención al exhibir la presuntuosidad por parte de los internautas que no les interesa lo que hablan los demás, especialmente de las personas que se encuentran en un pódium o en un presídium quienes presentan temas de interés para la colectividad.

Existen en algunos países las recomendaciones adecuadas para evitar este “mal moderno,” que afecta a muchos usuarios, como la de respetar en ese sentido a los demás, guardar el teléfono celular en momentos especiales, destinar el tiempo prudente, bajo una reflexión, administración y supervisión de su uso.

Ojalá que aquí en México se tome muy en cuenta la necesidad de una normatividad en el uso del teléfono celular y donde aparte de las personas mayores de edad, los adolescentes de ambos sexos, tengan un control en el uso de los dispositivos donde se manejan las redes sociales con mayor facilidad y libertad. Pero, es necesario que se obedezca cualquier tipo de reglas claras, para que los alejen del peligro en que se encuentran y se disminuya un poco la adicción que los cobija, ante la complacencia de algunos padres de familia. ¿Se podrá lograr ésto, con los señores diputados?