Al presentar a cada uno de los integrantes de este Comité Directivo Estatal del PRI, Ramiro Hernández los exhortó a cumplir con uno de los propósitos de esta renovación, que consiste en “escuchar a la militancia de este partido y dar el justo espacio en esas voces.”

Aunque para muchos malagradecidos ex-militantes del tricolor que ya brincaron como “chapulines” a otros partidos políticos (por su conveniencia personal), indican que el tricolor en Jalisco, busca renovarse con integrantes desgastados, porque algunos de ellos son ex–funcionarios del pasado gobierno estatal, que encabezó Jorge Aristóteles Sandoval Díaz y ven muy difícil que el PRI en el Estado, se levante con fuerza de la estrepitosa derrota que le propinaron tanto a nivel nacional, como estatal y municipal, por parte de la entonces oposición.

Si en verdad quieren caminar hacia adelante, en primer lugar, deben de separarse de todo protagonismo y soberbia que los caracteriza; tendrán que trabajar mucho para erradicar los viejos vicios y añejas artimañas que fueron siempre su carta de presentación. Además, deben de aislarse de todo acto de corrupción, de la imposición de sus candidatos a puestos de elección popular y que siempre manipularon de acuerdo a los intereses económicos y políticos de las altas esferas del poder.

Para muchos expertos de la política mexicana, uno de los grandes problemas del PRI, a nivel nacional, es que siempre ha funcionado como una oficina electoral y una agencia de colocaciones del Poder Ejecutivo, en los tres órdenes de gobierno, lo que ha dejado como resultado y legado, un vestigio lamentable por los pésimos desempeños gubernamentales que causaron por mucho tiempo, gran decepción y desaire al propio pueblo y a la misma militancia que navega en este partido político. 

Razón de sobra, para que un pueblo oprimido y lacerado por los actos de corrupción e impunidad, haya manifestado su mosqueo y rechazo hacia las instituciones políticas y a los funcionarios públicos que siempre se enriquecen con el dinero que no les pertenece. Por esa razón y cansados de tanta corrupción, los mexicanos mejor optaron por otro partido político, contrario al tricolor con la esperanza de un mejor panorama social y económico.

El PRI, debe de cambiar, debe de demostrar un nuevo rostro, con integrantes jóvenes, ( no repetitivos), enriquecidos de nuevas ideas, con energías de sobra para poder realizar esta titánica labor de renovación que tanto han cacaraqueado sus dirigentes a través de los medios de comunicación. También debe de convertirse en un gran instrumento político que tiene que cobijar e impulsar las causas del pueblo mexicano, porque a esos votantes que les dieron la espalda y traicionaron con sus malos actos de corrupción e ingobernabilidad, no se les olvida y mucho menos a los que solo ocupan los puestos públicos para llenarse los bolsillos y de poder. 

No más imposiciones, ni caprichos personales en la elección de sus candidatos a puestos de elección popular, ya no más frases como “siempre los mismos aspirantes,” ya no deben de repetirse expresiones mexicanas como aquella que dice: “es la misma gata, nomás que revolcada” y se tiene que recordar que “el prometer no empobrece, pero el dar, es lo que aniquila.” 

Que tristeza nos da escuchar a muchos conocedores de la política que sostienen que el PRI, jamás ha sido un partido político; sino un apéndice del gobierno que por muchos años gobernó al país y lo consideran como una marca desgastada, prueba de ello, fue el caso del ex – aspirante priista a la Presidencia de México, José Antonio Meade que por su necedad navegó entre dos barcos. Esta persona nunca militó en el tricolor y aun así, lo convirtieron en su candidato presidencial y en segundo término, no quiso desligarse de los actos de corrupción que en ese tiempo permitió Enrique Peña Nieto y que le trajo como consecuencia, un rechazo total del pueblo mexicano hacia él y hacia el partido tricolor.

No hay prueba más palpable de esta contundente derrota que sufrió en las pasadas elecciones y esto se manifestó en los pasados festejos del 90 Aniversario de este partido, mismos que se llevaron a cabo tanto a nivel nacional, como estatal.

 En la capital del país y en las entidades, asistieron priistas cobijados en un ambiente discrepante, gélido, con muchas caras largas, con poca asistencia y con la ausencia de los porristas y acarreados, que en campañas anteriores, fueron obligados a asistir a los actos públicos, mismos que se encargaban de lanzar vivas, porras y ondear las banderas del partido de los tres colores. Aquí en el PRI Jalisco, hasta se entregaron reconocimientos a algunos militantes del partido, para sorpresa de muchos presentes en esta conmemoración 

Por lo pronto, “este ambiente amargo” seguirá, en tanto no se renueve este partido tricolor, mientras no se limpie su imagen y se dé a conocer su nuevo rostro. Ojalá y en realidad se cumplan las promesas, compromisos, las metas y los discursos de los dirigentes de este partido. 

La moneda está en el aire y los integrantes de este instituto político deben de tener presente, que de acuerdo a los trabajos que realicen en la renovación del partido, de nueva cuenta ganarán la confianza de los mexicanos o de plano, pierden y se vuelven a hundir en el mismo barco.