En el foro, celebrado en El Nayar, Nayarit, se registró una participación de 382 representantes de los pueblos indígenas wixárika, cora, o´dam, mexicanero y población indígena migrante, quienes pulieron que haya respeto y reconocimiento constitucional a los lugares sagrados para conservar y fortalecer sus costumbres, pues manifestaron que éstas son fundamentales en la cultura, identidad y cosmovisión. Asimismo, destacó la solicitud del pueblo wixárika de que se reconozca la figura del Marakame como portador principal del conocimiento y de la medicina tradicional.
En Colotlán, Jalisco, se contó con la participación de 140 representantes de comunidades de lo» pueblos indígenas wixárika, náhuatl, o´dam y población indígena migrante, así como de 46 representantes de dependencias federales e instancias no gubernamentales. Las y los participantes acordaron que se deben homologar los instrumentos internacionales con la legislación nacional para generar leyes que protejan la conservación, el uso y estudio de las plantas medicinales tradicionales, como patrimonio de los pueblos y como parte de los conocimientos ancestrales de México.
Del mismo modo, se consensó que los lugares sagrados no se puedan dividir de la tierra porque pertenecen a ella y se destacaron los casos de Auxa Manaká, ubicado en San Bernardino, municipio de Pueblo Nuevo, Durango. Xapawiyemeta, de Chapala, Jalisco; Toekata, en el corazón del pueblo Wixárika en Santa Catarina Cuexcomatitlán, municipio de Mezquitic, Jalisco; Haramara, en San Blas, Nayarit, y Wirikuta, en los municipios de Real de Catorce, Charcas, Vanegas, Villa de la Paz y Villa de Ramos en San Luis Potosí.
Al respecto, afirmaron que la legislación nacional debe considerar dichos lugares como parte de los pueblos, más allá de las fronteras territoriales, para garantizar su conservación