° Sencilla, modesta y de origen campesino, la ahora fallecida se dedicó a la docencia, a escribir poemas y canciones.

Guadalajara, Jalisco, a 30 de abril  de 2018, Javier Lamas.- Deja  gran huella en su partida la profesora  jubilada Rafaela Castellanos Rojas, que siempre manifestó muestras de cariño y respeto para sus amigos y compañeros que tuvieron la oportunidad de contar con su amistad.

Al trascender la noticia del fallecimiento, maestros y amigos dieron muestras del respeto y reconocimiento a su trabajo que por años realizó a lo largo de su vida como maestra de grupo y ya como persona jubilada ella aprovecho el tiempo libre de responsabilidad laboral, para entregarse  incansablemente a  su espacio, donde se dedicó a  editar su  primer libro de poemas y  de igual manera, a componer  más canciones.

Para nosotros, fue una gran persona, excelente ser humano, extraordinaria maestra que entregó su capacidad y experiencia en el ejercicio de la docencia durante los años de 1953 a 1986, fecha en que se jubiló. Posteriormente, ya sin responsabilidad dentro de las aulas educativas, disfrutó los años de su vida como jubilada hasta que la sorprendió la muerte, “haciendo adobes” como ella nos decía con su característica sonrisa.

Quién iba a pensar que esta mujer, sencilla, modesta y de origen campesino, se atrevió a vencer todas  las adversidades  que se le atravesaron durante los años de su existencia, hasta convertirse en autora de sus poemas y logrando la autoría de más de 400 canciones que ella compuso, dedicadas a todo lo que a ella  le rodeaba.

Lamentablemente, supimos quince días después de su deceso (13 de abril del presente año) y al igual que muchos de sus amigos, nos enteramos demasiado tarde, ya que hubiéramos deseado estar  presente en su velorio y funerales, para darle el último adiós a este gran ser humano que vivió con plenitud sus 88 años de vida.

A través de  las entrevistas que le hicimos para la prensa escrita y para la radio, la maestra Castellanos Rojas quien bajo el marco de su eterna alegría, su entusiasmo y sencillez, nos explicó que siempre se enfrentaba y vencía algunos tropiezos que tuvo para poder lograr su objetivo: dar a conocer sus canciones a través de artistas reconocidos y aunque no todos le cumplieron la promesa de grabarle sus temas, solo hubo pocos los que lo hicieron.

A la maestra Rafaela, le grabaron un CD titulado: “Canciones de mi Tierra,” con diez temas y contenido dedicados a algunos  municipios de Jalisco e interpretadas por la Nueva Voz de México, Anibal Campero, bajo la producción de Raul García. Entre los temas se mencionan a: La Barca, Tequila, Tlaquepaque, Perla de Occidente y Tenamaxtlán, y otros más.

En cuanto a su libro: “Bello Atardecer,”  esta obra consta de 129 poemas dedicados a los niños en general, a los adultos, al mundo de las plantas y animales, y sin faltar, un fragmento dedicado a nuestro  querido México.

Es lamentable mencionar que algunos directores de escuelas (que sí podríamos mencionar sus nombres), abusaron y  se aprovecharon de su buena voluntad y talento, para “sacarle juguito” y beneficiarse en lo  personal. Pero, lo que importa es que se le haga un homenaje póstumo y que ese legado de poemas que nos ha regalado, sean  dados a conocer en las escuelas, para las futuras generaciones.

Por desgracia, son muchos los talentos que sobresalen en  las diferentes manifestaciones artísticas y culturales; pero, que infortunadamente, esas capacidades en su mayoría, son desaprovechadas, por el poco interés que se les tiene por parte de autoridades y líderes sindicales que no les interesa qué hacen sus representados activos y mucho menos, los jubilados. Descanse en Paz, tan querida maestra.