Con esta colaboración escrita por el ingeniero Luis Alonso Martínez, sobre la vida y obra de Petrita Ramírez Almeida, mostramos a usted, parte del contenido del libro que con motivo del Bicentenario del Estado Libre y Soberano de Jalisco, mismo que en breve, la actual Administración Municipal pondrá en sus manos, para orgullo de su gente.

En el corazón de Bolaños, Jalisco entre sus calles adoquinadas y tradiciones arraigadas, vivió una mujer cuya vida se entrelaza con la historia misma del lugar. Su nombre, Petra Ramírez Almeida resuena aún en las plazas y en las mentes de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla. Conocida cariñosamente como Petrita, su legado va más allá de las labores cotidianas, dejando una huella imborrable en la comunidad que tanto amó.

Petra Ramírez Almeida nació el 31 de enero de 1926 en una época donde Bolaños era aún más un remanso de paz y tradición.

Creció en una familia humilde, donde aprendió los valores de responsabilidad, trabajo y a ayudar a sus semejantes. Hija de Francisco Ramirez y Romualda Almeida, a los 3 años de edad tristemente quedo huérfana de Padre.

Aunque Petrita solo pudo cursar hasta tercero de primaria en Bolaños, siendo el grado máximo de estudio en el pueblo en aquella época, en el año 1949 la inscribieron al Colegio de las Madres Franciscanas en Villaguerrero, Jalisco donde pudo concluir su educación primaria, absorbiendo cada lección que su entorno educativo y la comunidad le ofrecían.

La comunidad de Bolaños miró en ella el deseo de salir adelante, su sabiduría y conocimiento eran evidentes para todos los que la conocían por ello ante la necesidad de que sus hijos fueran a la escuela y la falta de maestros, los habitantes de la localidad de Mezquitic, del Municipio de Bolaños, la invitaron a ser la maestra de la escuela del lugar donde atendió a un poco mas de 50 estudiantes.

Petrita fue una mujer de muchos talentos y roles. Como maestra, impartió lecciones que iban más allá de los libros, preparando a sus estudiantes para los desafíos de la vida.

En su labor de 8 años como educadora atendió además a niños de las localidades de Borrotes, la Cofradía y San Antonio, todas del municipio de Bolaños.

Su vida no estuvo exenta de desafíos. Aun con las limitaciones económicas y de no tener un agrado de estudio superior, tuvo que forjar su propio camino en un mundo que a menudo subestima el poder del conocimiento autodidacta. A pesar de esto, su determinación y fuerza de voluntad la llevaron a convertirse en un pilar de sabiduría y guía para muchos en Bolaños. Su capacidad para superar estos obstáculos no solo la fortaleció, sino que también inspiró a otros a seguir su ejemplo. En 1959 la familia Rodríguez Jacobo por conducto de la Sra. Amalia Rodríguez la invitaron a hacerse cargo de la oficina de Correos en Bolaños, responsabilidad que cumplido cabalmente hasta el año 1963 en el que por cuestiones de salud tuvo que ser internada en la ciudad de Guadalajara, al librar la enfermedad, fue invitada por el Sacerdote Luis, para trabajar como auxiliar de maestra de jardín de niños en el instituto Fray Pedro de Gante en Guadalajara de 1966 a 1968.

Su historia y su relación con la oficina de correo postal de Bolaños es una narrativa de compromiso y servicio. En 1968, al regresar a su pueblo, la comunidad la llamó una vez más para liderar este núcleo de comunicación, un papel que ella aceptó con la gravedad y el honor que merecía.

Pero esta vez, su misión se amplió significativamente con la adición del servicio de Radio Comunicación. Estenuevo desafío no solo amplió sus responsabilidades, sino que también le ofreció una nueva forma de conectar a las personas.

Con una ética de trabajo inquebrantable, se convirtió en la guardiana de innumerables historias y secretos del pueblo. Fue la mensajera de noticias que traían sonrisas o lágrimas a los rostros de los habitantes de Bolaños. Su honestidad y diligencia en el manejo de cada mensaje la hicieron merecedora de una confianza incondicional. La radio, bajo su cuidado, se convirtió en un símbolo de esperanza y solidaridad, permitiendo que las voces de Bolaños se escucharan con claridad y prontitud.

Durante los años, no solo entregó cartas y transmitió mensajes; ella tejió la red que mantenía unidos a los corazones y las mentes de su comunidad. Su labor continuó sin cesar hasta el año 2004, cuando finalmente decidió retirarse. Pero incluso después de su retiro, las ondas de radio que una vez manejó todavía llevan ecos de su dedicación y el impacto que tuvo en la vida de cada persona que tuvo el placer de conocerla.

En 1979, un acontecimiento destacado marcó la vida de Petrita y la historia de Bolaños. El Señor Cura Nicolás Valdez Huerta, reconociendo su integridad y compromiso con el pueblo, le confió una tarea de gran responsabilidad: el resguardo de una parte vital del archivo histórico de Bolaños. Estos documentos, recuperados y de inestimable valor, requerían de alguien con una dedicación incuestionable, y fue la elegida para esta honorable misión.

A lo largo de los años, su casa se convirtió en un punto de referencia para estudiosos e historiadores, quienes acudían en busca de su conocimiento y acceso a los registros históricos. Ella no solo custodiaba estos documentos, sino que también se aseguraba de que cada consulta se realizara bajo su atenta supervisión, garantizando así la preservación de la integridad del archivo.

En el año 2020, la custodia de estos documentos pasó a manos del Señor Alfonzo, por encargo del mismo Señor Cura, asegurando la continuidad en la protección de este legado. La rigurosa vigilancia de ella sobre estos documentos reflejó su profundo respeto por la historia de Bolaños y su compromiso con la conservación del patrimonio cultural del pueblo.

Petrita Ramírez era un pilar de la vida espiritual en Bolaños.

Su devoción no se limitaba a la asistencia a los servicios religiosos; era una fuerza activa en la organización y realización de las actividades de la iglesia. Su presencia era sinónimo de un evento bien coordinado y ejecutado con amor y respeto por las tradiciones.

Era conocida por su generosidad y espíritu benévolo, siempre dispuesta a extender su mano a los feligreses. Su compromiso con el bienestar de la comunidad se manifestaba en cada acto de caridad y en cada momento en que ofrecía consuelo y apoyo. Vivía su fe a través de sus acciones, y su legado de bondad continúa inspirando a todos en Bolaños.

Además de su inquebrantable fe y servicio comunitario, también fue pionera en la introducción de prácticas financieras responsables en Bolaños. Como colaboradora de la primera caja de ahorro del pueblo, jugó un papel crucial en el fomento de la cultura del ahorro y la gestión económica entre los habitantes. Su visión y esfuerzo no solo ayudaron a establecer una base sólida para la caja de ahorro, sino que también proporcionaron a sus vecinos las herramientas necesarias para construir un futuro más seguro y próspero.

Petrita, cuyo nombre y memoria se entrelazan con la esencia misma de Bolaños, dejó un legado que perdura más allá de su tiempo en este mundo. El 20 de junio de 2023, a la venerable edad de 97 años, fue llamada a la presencia de Dios, dejando tras de sí un vacío insondable en los corazones de familiares, amigos y todos aquellos que tuvieron el honor de su compañía. Su partida no solo añade un renglón a la historia de Bolaños, sino que también nos recuerda la deuda de gratitud que como pueblo tenemos con ella.

Petrita vivió una vida de servicio, fe y amor incondicional por su comunidad. Su contribución al bienestar y la riqueza cultural de Bolaños es incalculable, y aunque su presencia física nos ha sido arrebatada, su espíritu sigue vivo en cada uno de nosotros. Como comunidad, le debemos un eterno agradecimiento y la promesa de mantener viva su memoria, no solo en nuestras palabras y pensamientos, sino en nuestras acciones y el tejido mismo de nuestra sociedad.

Sinceramente, con mucho cariño.

Luis Alonso Martínez López