Esta convocatoria que surge del grupo feminista llamado Las Brujas del Mar (de Veracruz, estado líder en feminicidios), como respuesta a los señalamientos que hace el Presidente López Obrador, a raíz de que en las manifestaciones frente a Palacio Nacional se pintaron consignas en muros y puertas y al mandatario no le gusta eso y les pidió que no se las pintarrajearan, lo que consideraron era una burla frente a sus demandas de seguridad, generadas por esos crímenes atroces que se han cometido en contra de ellas, en ese momento el de Fátima.
A pesar de las cifras impactantes de feminicidios y en general, las que refieren al maltrato a las mujeres, no les reconocen su movimiento y por ello lanzaron su llamado a un paro nacional para el lunes nueve de marzo, que de concretarse le costaría al país entre 27 mil y 35 mil millones de pesos, que es lo que se estima generan justamente ellas, las mujeres trabajadoras.
Pero más allá de eso, el llamado reviste un acto importantísimo al que una enorme cantidad de instituciones públicas y privadas se han sumado debido a que se trata de una fecha que puede ser (como el 2 de octubre de 1968, según algunas analistas), un parteaguas para la sociedad, aun cuando muchas figuras públicas que toman decisiones, se han dedicado a criticar la convocatoria y tratan de desvirtuarla, como el Presidente, calificando a las mujeres no sólo de un peligro para edificios y monumentos (porque los pintan), sino de manipulables cuando afirma que tras ellas hay un titiritero, los conservadores, el enemigo imaginario.
Las mujeres no la han tenido fácil. Son un eslabón débil que labró el machismo en nuestro país al someterlas a las actividades exclusivamente del hogar, sin darles la oportunidad a un desarrollo pleno, lo que se convirtió por siglos en una costumbre arraigada en los hombres que ahora deben, pésele quien le pese, olvidarla y dejarles el lugar que deben tener en una nación en donde son mayoría, pues las estimaciones poblacionales nos dicen que de los 125 millones de habitantes que tiene este país, 63.9 millones son mujeres y el resto, 60.8 millones, hombres.
Revisar las estadísticas de cómo tratamos a las mujeres, debe hacernos más que reflexionar, pues las cuentas dicen que al menos una de cada cuatro de 15 años y más, ha sido violentada, lo que habla del problema que tenemos enfrente y una de las muchas razones por las que gritan y exigen en las calles, respeto a sus derechos.
Súmele que del total de feminicidios que se cometen en este país, 10 al día, unas autoridades dicen que sólo se aclara uno de cada 100 y otras 25 de 100 (no se ponen de acuerdo), lo que muestra que el acceso a la justicia no existe y tenemos frente a nosotros un mar de impunidad. Delincuentes y violadores utilizan a jueces y juzgados sólo como puerta giratoria, en donde más tardan en entrar que en quedar libres por una enorme cantidad de vaguedades, pretextos, “justificaciones” y claro, corrupción.
#UnDíaSinMujeres llama la atención mundial, en general la violencia desmedida contra ellas (quizá el término sea “brutal”), al grado que la misma ONU-Mujeres ha condenado lo que sucede en México, pero claro, nadie que toma decisiones lo quiere ver y encuentran sólo pretextos con lo que tratan de desacreditar al movimiento.
Iglesia, universidades, empresas pequeñas y grandotas, oficinas públicas y privadas, se han sumado al grito desesperado de las mujeres que ahora sí se harán oír el nueve de marzo, con las consecuencias que eso tenga, comenzando por las pérdidas económicas, pero seguro que eso será lo de menos, porque sin dudarlo esta es la primera piedra en la construcción de un nuevo orden social.
No las pierda de vista, moverán al mundo.