César Rodríguez

(Politólogo y exalacalde de San Gabriel)

Miércoles 01 de mayo de 2024.- Sin apenas más atributos que el haber llegado a una diputación federal por la vía plurinominal y ahí estar de la mano del presidente nacional del partido, Alejandro Moreno (Alito), Laura Haro fue designada presidente estatal del PRI. Así, sin más ni más, al igual que su homologo congresista, Haro seguía su estela, imponerse sin tener ningún contrapeso.

Las formalidades del caso se reducían a que la confirmara un consejo político que “sesionaba” telemáticamente, por internet, zoom, TikTok o cualquier plataforma servía de base para que una centena de “distinguidos” priístas, la eligieran. Así, de la misma forma que el famoso Alito lo hacia a nivel nacional para extender su mandato, a través de pantallas conectadas a internet, donde él, y solo él decidían quien aparecía en ellas.

Sin ningún debate, sin ninguna elección interna, la presidenta del PRI en Jalisco, contaba con el dedo legitimador del desligitimado Alito Moreno para entronarse en las viejas y solitarias oficinas de Calzada del Campesino. Otro vetusto líder, cara de la anodina vida partidista del partido en los últimos años le resguardaba el asiento.

Su camarilla de “asesores”, grisis burócratas que viven del partido a la usanza weberiana, se camuflaban en la sombría conformista de recibir un pago seguro que les ayude a alumbrar su ruin y conformista vida de estar al abrigo del tibio jefe. Ningún trabajo les hizo seguir bajo el paraguas seguro de los organismos electorales y los demás puestos que la nomenclatura priistas les otorga desde hace más de 30 años, cuando su jefe abrazaba las banderas de la vetusta liga de comunidades agrarias.

Llegaba la designada de Alito Moreno y ningún trabajo costaba ahora ser serviciales, siempre lo han estado impuestos a serlo a cambio de seguir siendo parte de esa estructura paritidista a costa de la que viven, los votos ya los sacarán otros, que para vivir ahí no se necesita mucho, tan sólo no perder el registro.

De la misma forma que se hizo de la presidencia del partido, Laura Haro se ha hecho con la candidatura al gobierno del Estado de Jalisco, la figura del dedo hacedor de candidatos a sus incondicionales, Alito Moreno negoció que en el estado ella sea la que “abandere” la coalición del PAN, PRI y PRD.

El mismo procedimiento, las mismas formas, un consejo político que sólo ellos han confeccionado, con sus familiares e incondicionales que han colocado en los últimos años en diputaciones y regidurías plurinominales (porque no ganan una sola elección por sí solos), han usufructuado las prerrogativas partidistas y los recursos legislativos, han cerrado a cal y canto el uso de estos recursos.

Las elecciones internas de selección de candidatos han estado al arbitrio de sus caprichos e intereses. Con cero evaluaciones de las posibilidades de sus elegidos, han dinamitado los procesos democráticos para su elección.

Recordemos que después de su derrota en las elecciones de gobernador de 1995, la constante dentro del PRI fue la democratización de sus procesos internos para elección de dirigentes y candidatos, -tan sólo recordemos la propia elección entre Roberto Madrazo Pintado y Elba Esther Gordillo-; o la efectuada entre Javier Galván Guerrero y Juan Enrique Ibarra Pedroza por la dirigencia estatal del partido. Eran procesos a todos sus militantes, o cuando no a toda la población en elecciones abiertas.

Hoy el partido carece de cualquier procedimiento democrático en su seno, todas las decisiones se toman por los allegados de Alito o por él directamente, al interior del partido esto ha ocurrido desde que éste tomó el “liderazgo” para desmadrarlo a nivel nacional, el local es síntoma de lo mismo.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo se eligieron los candidatos, cómo fue que propusieron que Laura Haro fuera la candidata. Lo mismo puede decirse de las candidaturas de mayoría relativa en las diputaciones, de las candidaturas a alcaldes, y ya no se diga de las pocas candidaturas a diputados plurinominales y regidores inscritos en las primeras posiciones de las planillas, verdaderos objetos del deseo de los pocos que siguen el desmadre que ha provocado Alito.

Nunca hubo seguimiento de los militantes o simpatizantes que pudieran ser competitivos; nunca hubo seguimiento de las mujeres u hombres que tuvieran las mayores simpatías; nunca hubo seguimiento del desempeño de la veintena de alcaldes emanados de sus filas; nunca hubo seguimiento del desempeño de sus regidores de representación, porque como nunca han tenido interés en poder ganar, tan sólo en seguir usufructuando las prerrogativas partidistas y las migajas de la derrota, misma que ya desde ahora están disfrutando, tan sólo observar el listado, estarán los mismos de siempre, con los mismos burócratas que seguirán viviendo el confort de la quincena partidista, un reflejo de lo único que hoy aspira el PRI.